EL DESTINO DEL HOMBRE

Reflexionando sobre el destino de la humanidad, el destino del hombre y el verdadero sentido y concepto de "Fin del Mundo".



Don Isidro, sabio maya, gran pensador y filósofo descendiente de los KEKCHIS´, expone con gran transparencia y certeza la situación actual y el verdadero sentido de las "Profecías" de sus Abuelos.

"El destino del hombre maya y de todos los demás habitantes del planeta va unido. Ya no es una cuestión de razas o naciones y mucho menos de sectores y menos aún de sectas.
Los acontecimientos actuales, el curso que ha tomado el planeta como entidad viva y todos los que en ella habitamos, es de un tremendo caos. Sin necesidad de hacer un análisis profundo puede darse uno cuenta de la gravedad del asunto. Hay un desequilibrio producto de la inconsciencia del ser humano, al salirnos del Orden Natural era previsible este resultado.

Se habla de libertad y democracia, ¿de qué libertad hablan?. Si contradices los designios de quienes se apropiaron del derecho de manejar el destino del mundo inmediatamente eres aplastado. Esto sucede en nuestro pequeño país pero también en los más "desarrollados"; la libertad que nos inculcan se trata de respetar las normas dictadas por unos cuantos y que finalmente sólo a ellos benefician; para esto se valen de una sofisticada trama, hacen tratados entre grandes potencias sin tomar en consideración las necesidades de los demás y a su misma población la tienen sumida en un estado de aletargamiento. Sólo puedes darte cuenta al revisar los valores que nos rigen, no estoy hablando de una falsa moral, el tema es más serio que algunas normativas de comportamiento y dictados religiosos para los cuales solo basta con asistir a un oficio religioso de fin de semana y deja la conciencia tranquila. Estamos hablando de una verdadera libertad de conciencia, esto no significa hacer lo que se te da la gana y poder desplazarme de un lugar a otro, se trata de ser libre en tu mente, en tu ser interno; la libertad es un estado de conciencia que te hace ser feliz en cualquier lugar o momento, es un estado de armonía, donde cada ser humano se respeta a si mismo y a todos los demás, en el que cada cual se preocupa realmente por su bienestar, una premisa real de existencia; en la que tienes salud porque no tienes preocupaciones, riqueza porque tus preciadas posesiones son la verdad, la sencillez; tu verdad es el conocimiento de ti mismo, de tus virtudes y tus defectos, el aceptarte como eres, sin que esto te cree conflictos, aceptando que algunas personas nacen con propiedades que uno no puede alcanzar, pero que también tu tienes otras virtudes que a los demás les faltan. No se trata de competir unos con otros, nuestra realidad es que todos necesitamos de todos, y cuanto más alto sea el cargo que tienes en la vida más responsabilidad y humildad debes tener.

Aquí tienes el ejemplo de lo mal que va el mundo. Nuestros gobernantes, en tiempos de gloria de mis abuelos, eran amados y respetados por su sabiduría y aptitudes para servir a los demás; este cargo se ganaba con una demostración de servicio a lo largo de la vida, la mejor "campaña política" era el servicio a la comunidad. El alcanzar un puesto de esta naturaleza no era para vanagloriarse ni creerse todopoderoso, era para preservar el equilibrio y sostener la visión de los Abuelos.

Pero, ¿Qué sucede ahora? Los gobernantes se desplazan en carros blindados con cuerpos de seguridad, están separados de la realidad, convencidos de que son la octava maravilla, pues a su lado tienen quienes les endulzan el oído reafirmándoles constantemente lo maravillosos que son. Me pregunto a que le temen, si están al servicio del pueblo y velan por el bienestar de todos.

La repartición del mundo ya no es ni siquiera entre las grandes potencias, es entre pequeños grupos de poder que en un día pueden desatar una guerra o poner de cabeza a un país. Así está el asunto de la globalización, y los humanos no nos damos cuenta del manejo al que se nos somete, vivimos enajenados en una constante lucha y competencia por acumular bienes materiales que sólo llenan nuestras casas y nuestro orgullo, pero no así nuestro interior.

No tenemos rumbo, la enajenación se apoderó de nosotros, preferimos tener un celular que ver un atardecer, preferimos tener lleno el bolsillo y vacío el corazón. La libertad no se trata de elegir como gobernante a quien pensemos que más conviene a nuestros propósitos.
Aún seguimos con la imposición de nuestras fronteras de la división de las naciones y en esta ilusión creamos odios con nuestros vecinos, nos armamos hasta los dientes y a la menor provocación surgen las confrontaciones. Es un asunto de "nación", por el que vemos desaparecer a nuestros hijos y somos capaces de matar, es una cadena sin fin.

Vivimos en estados policíacos en los que el respeto a la ley es por temor o por represión, no por convicción o por conciencia. Amén de que ahora tenemos una "policía" mundial que se cree con derecho a poner orden en lo que ellos consideran su visión de los derechos humanos y se toman la "obligación" de invadir, hacer la guerra o desprestigiar a cualquiera que enfrente sus designios...

La libertad es un asunto más serio pero a la vez más simple. La libertad es tener paz, es estar cómodo con nuestros actos; no se trata de conformismo en espera de una vida mejor en el más allá sino de una mejor vida hoy y aquí mismo; ésta se logra con la sencillez ¿no te gratifica más tener tiempo para jugar y enseñar a tus hijos que estar acelerado en la famosa prisa para no llegar a ningún lado? ¡Acaso no es mejor tener tiempo para ti mismo en lugar de sentarte frente a un televisor a evadir tu neurosis?. Pero todo esto no es un asunto individual, es un problema conjunto de la forma en que están estructurados la razón social y el orden económico.

En este momento no hay una salida a las enmarañadas y complejas estructuras, pero aunque esto parezca tan difícil las profecías son claras.



A la llegada del Año Cero (21 de diciembre de 2012) terminan de cumplirse todos los ciclos. El cambio no sólo es necesario, pues la contaminación tanto del ambiente como de la mente ya no puede seguir. Las plagas que nos están atacando, el sobrecalientamiento del planeta, los fenómenos naturales que se producen día a día a lo largo y ancho del mundo son los relatos de las profecías de todas las tradiciones; no se trata de un "fin del mundo" como nos han querido engañar los fatalistas y manipuladores, se trata de un fin del sistema actual, lo que es diferente. El destino de la humanidad será acorde a su prestancia a ese cambio, depende de nosotros poner nuestra mente en una actitud más positiva, de no generar una psicosis de calamidad.

Toda la gente está loca por el advenimiento del fin de milenio, cuando deberían pensar mejor en el fin para el cual nacieron. Recordemos que esta vida que tenemos no es eterna, que en lo individual es seguro que tendremos un final, más tarde o más temprano todos moriremos y seremos nosotros mismos los encargados de juzgarnos; ese es el "juicio final" del que todos hablan, el momento de nuestra muerte y allí no podremos evadirnos, mentir o engañarnos, en ese momento responderemos que hemos hecho con esta maravillosa oportunidad que llamamos vida.

Más allá de la trascendencia del histórico momento que estamos viviendo como humanidad, nuestra propia existencia es también igual de trascendente y no vale desperdiciarla, ni perder el tiempo evadiéndonos en la locura cotidiana.
Nuestro destino como pueblo en estos tiempos será ser una luz, una guía. Somos junto a los demás pueblos nativos de la humanidad quienes estamos haciendo un llamado a nuestros hermanos menores a que salgan del juego ilusorio en el que se envolvieron y que retomen sus pasos hacia una vida armónica.
Quienes entiendan este llamado a revalorizarnos como humanos, quienes entiendan que no podemos seguir dañando la naturaleza y vivir inconscientes, serán los que tendrán la capacidad de generar un mundo nuevo y de sobrevivir a los cambios. No significa que estén exentos de pequeños o grandes cataclismos, pero la mayor crisis será de "valores", del valor que cada quien se otorgue como ser humano y según en qué fundamenta su existencia,así será su capacidad de sobrevivir, pues la humanidad puede entrar en una locura nunca antes vista.

La humanidad está llamada a ser una sola nación, un solo pueblo, de respeto al individuo sin exclusión de nadie, sin imposición de nada, un pueblo en el que impere la armonía, en el que ya no habrá falsedades; habrá una verdadera libertad, desaparecerán las religiones opresoras y castigadoras ya que la verdad estará en cada uno de nosotros.

Éste es nuestro destino y el de toda la humanidad, el advenimiento del Quinto Sol del Año Cero, el retorno de los Balameb.

Recuerda que no importa cuanto tienes encima, lo que realmente importa es cuanto tienes adentro".


Fuente:
"Kam Wuj"
El Libro del Destino,
por: Carlos Barrios

1 comentario:

Eric Lavergne dijo...

Muy interesante post,con un tema que necesitaría que vuelva con más tiempo para poder comentarlo como se lo merece.De momento me llevo la imagen del calendario :)
Un cordial saludo.